La muerte de siete cadetes de la Guardia Nacional tras una novatada ordenada por un teniente coronel en Ensenada, Baja California, tiene una dura respuesta por parte del Gobierno.
Un decreto ha añadido de manera explícita a los altos mandos de las escuelas castrenses en el artículo del reglamento de educación militar que define las causas por las que pueden ser expulsados los estudiantes. En las disposiciones nunca se nombraba de manera directa a los oficiales que tutelaban a los soldados en prácticas, quienes también verán como aumentan sus requisitos para poder seguir en la formación de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena). Los 13 nuevos preceptos prohibirán a los alumnos acciones como tatuarse en las instalaciones militares, tener relaciones sexuales o acosar a otros compañeros.
La clave del cambio en el reglamento es la adición entre las “causas de baja” de las instituciones educativas al “personal con los grados de oficiales y clases”. Capitanes, tenientes, sargentos y cabos de las escuelas militares quedan bajo este paraguas que permite expulsarlos por “incurrir en acciones que denigren la dignidad militar o atenten contra la integridad física” de un estudiante.
La normativa también se endurece para los cadetes. Otra de las claves de la reforma es el nuevo artículo 13, que permitirá evitar que entre los propios alumnos, entre los que existen diferencias de veteranía y experiencia, se puedan hacer novatadas como la que acabó de forma trágica en Ensenada. Será motivo de expulsión “realizar maltrato físico, de palabra, de hecho o psicológico a otras personas discentes [estudiantes], así como todas aquellas acciones que pongan en riesgo la integridad física o la salud de dichas personas”.
El artículo 140 contará con 25 disposiciones que podían ser motivo de expulsión, lo que contrasta con las 12 que había hasta ahora. El decreto firmado por el secretario de Defensa, Luis Cresencio Sandoval, endurece el comportamiento dentro de los barracones del Ejército. Los futuros soldados tendrán prohibido perforarse, hacerse tatuajes con una dimensión mayor a los 10×10 centímetros, tener relaciones sexuales consensuadas dentro de los centros educativos y “llevar a cabo conductas de hostigamiento y acoso sexual”.
La reforma del Reglamento de la Ley de Educación Militar del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos supone un paso adelante para evitar tragedias como la que acabó con la vida de siete cadetes de la Guardia Nacional el pasado 20 de febrero. Por una orden del teniente coronel David López Ordaz, que ahora enfrenta un juicio por homicidio, 11 alumnos fueron obligados a tirarse al mar (con un fuerte oleaje) en la playa Corona, en Ensenada, con motivo de una supuesta “práctica”. Resultó ser una novatada que provocó que solo cuatro de los jóvenes aspirantes a guardias nacionales volvieran a la orilla con vida.
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