Un nuevo y controvertido estudio divulgado el lunes en una revista médica estadounidense podría reavivar el debate sobre la seguridad del uso de flúor en el agua consumida, ya que vincula los niveles más altos de exposición a un menor coeficiente intelectual en niños.
Publicado en la prestigiosa revista Journal of the American Medical Association (JAMA) Pediatrics, generó rechazo de algunos científicos que critican los métodos del estudio, defienden los beneficios dentales demostrados del mineral y advierten que los hallazgos pueden no aplicarse directamente a los niveles típicos de fluoración del agua en Estados Unidos.
Investigadores del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental (NIEHS, por su sigla en inglés) revisaron 74 estudios sobre la exposición al flúor y el coeficiente intelectual de niños realizados en 10 países, incluidos Canadá, China e India.
Los mismos científicos ayudaron a formular una recomendación oficial del gobierno en agosto de que existe una “confianza moderada” en que los niveles más altos de flúor se relacionan con puntuaciones más bajas de coeficiente intelectual (CI).
Ahora, el equipo dirigido por Kyla Taylor señaló a la AFP que el nuevo análisis encontró una “asociación estadísticamente significativa” entre la exposición al flúor y puntuaciones reducidas de CI.
En concreto, el estudio estima que por cada miligramo por litro de aumento en el fluoruro urinario (un marcador de exposición general), el CI de los niños disminuye en 1.63 puntos.
La conclusión del estudio llega cuando el presidente electo, el republicano Donald Trump, se prepara para asumir el cargo. Su candidato a secretario de salud, Robert F. Kennedy Jr., es un crítico explícito del agua fluorada, que actualmente sirve a más de 200 millones de estadunidenses, o casi dos tercios de la población.
La neurotoxicidad del flúor en dosis altas es bien conocida, pero la controversia radica en la sugerencia del estudio de que la exposición por debajo de 1.5 miligramos por litro (el límite de seguridad señalado por la Organización Mundial de la Salud) también puede afectar el CI infantil.
La crítica principal es que el documento no aclara hasta qué punto un nivel inferior a 1.5 mg/L podría ser peligroso, lo que deja dudas sobre si se debe ajustar el límite legal estadounidense de 0.7 mg/L.
Steven Levy, miembro del comité nacional de fluorización de la Asociación Dental Americana, planteó importantes reparos a la metodología del estudio.
Señaló que 52 de los 74 estudios revisados fueron calificados como de “baja calidad” por los propios autores.
"Casi todos los estudios se han realizado en otros entornos donde hay otros contaminantes, otras cosas que llamamos factores de confusión", dijo a la AFP, citando como ejemplo la contaminación por carbón en China.
Siguenos en Redes