La misión Peregrine abandona su meta de llegar al satélite terrestre al quedarse sin combustible debido a “un fallo en el sistema de propulsión” que provocó una “pérdida crítica de combustible”.
El módulo Peregrine, que partió este lunes a la Luna tras más de cincuenta años del último alunizaje estadounidense, tan sólo tiene combustible para 40 horas, lo que no le permitirá llegar a su destino planeado para el 23 de febrero, según ha informado la compañía Astrobotic. La Misión Peregrine Uno (PM1) se lanzó la madrugada del lunes con éxito sobre el nuevo y poderoso cohete Vulcan Centaur de United Launch Alliance (ULA) desde la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral en Florida, Estados Unidos, pero a las pocas horas empezó a perder energía.
Aunque los ingenieros habían logrado reorientar los paneles del módulo hacia el Sol para su abastecimiento energético y habían recobrado la comunicación con la nave, constataron una “una pérdida crítica de combustible”, señaló Astrobotic en una actualización la madrugada del martes (09.01.2024). Astrobotic aspiraba a ser la primera empresa privada en aterrizar con éxito en la luna, algo que sólo cuatro países han logrado logrado, y la primera nave estadounidense en alunizar desde 1972.
“Si los propulsores pueden continuar funcionando, creemos que la nave espacial podría continuar en un estado estable de orientación durante aproximadamente 40 horas más según el consumo actual de combustible”, ahondó la compañía basada en Pittsburgh (Pensilvania). Ante el nuevo panorama, Astrobotic dijo que ahora el objetivo es acercar al módulo Peregrine “lo más posible” a la Luna antes de que pierda potencia. Un descenso controlado está descartado.
Peregrine va dotado de instrumentos científicos de la NASA para estudiar la atmósfera y la superficie lunar, además de otros mexicanos. En este sentido, la NASA aseguró este lunes que, pese al “revés” del módulo lunar tiene “más herramientas para explorar el espacio”. El módulo Peregrine también transporta un fragmento de roca del Monte Everest, y las cenizas y ADN de entusiastas del espacio como el creador de ‘Star Trek’, Gene Roddenberry, lo que había generado protestas del pueblo Navajo por suponer una “profunda profanación” de un lugar sagrado.
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