La firma clasifica 100 grandes ciudades en función de tres ejes de sostenibilidad relativos a las cuestiones medioambientales, sociales y económicas, criterios en los que Oslo se sitúa en primera, decimoséptima y trigésimo novena posición, respectivamente.
La categoría “Planeta” tiene en cuenta aspectos como la calidad del aire, espacios verdes o gestión de residuos, así como políticas públicas, consumo energético o las emisiones de CO2 y las inversiones en la transición energética.
Sanidad, educación, desigualdad de ingresos
El eje social (Personas) se fija en ámbitos como la sanidad, la educación o la criminalidad, la desigualdad de ingresos o el equilibrio entre vida profesional y personal, mientras que el epígrafe de económico (Beneficio) aprecia conceptos como la asequibilidad, la infraestructura para el transporte comercial, la facilidad para emprender negocios o encontrar trabajo o la conectividad.
Si Oslo lidera la clasificación de medioambiente, Glasgow (Reino Unido) se coloca como la gran ciudad mejor situada en la social y Seattle (EEUU) en el epígrafe económico.
“La prosperidad se identifica comúnmente con productividad económica, pero ahora podemos ver que, para asegurar la verdadera prosperidad, las ciudades deben perseguir la sostenibilidad”, indican los autores del informe.
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