La frontera de Estados Unidos seguirá cerrada para el aguacate mexicano. La primera reunión entre los principales productores del fruto y las autoridades sanitarias estadounidenses ha concluido este miércoles sin el aval de los funcionarios norteamericanos para abrir la única ruta de exportación certificada en México para ese producto. Pese a la cordialidad y buena intención de ambas partes, más de 25.000 toneladas en inventarios están en riesgo de perderse si continúa la suspensión comercial, un compás de espera que solo en estos últimos siete días significaría la pérdida de 70 millones de dólares en ventas.
La semana pasada el Gobierno de EE UU suspendió unilateralmente las importaciones de aguacate después de la amenaza directa a uno de sus inspectores en suelo mexicano. La intimidación al funcionario norteamericano ha provocado el freno en seco de miles de aguacates al día y el cierre de una de las principales fuentes de ingreso para la entidad. Con miras a volver a abrir esta llave, este miércoles los principales productores y autoridades de Michoacán se han reunido durante más de tres horas en el municipio de Uruapan con los representantes del Departamento de Agricultura y del Gobierno estadounidense para intentar hallar una salida. Del lado norteamericano la prioridad se centra en las garantías de seguridad, mientras a los productores mexicanos les apremia poder enviar los frutos que ya estaban a un paso de ser embalados y trasladado rumbo a Estados Unidos.
La violencia derivada de la presencia del crimen organizado ha sido uno de los temas centrales en esta primera reunión bilateral. Estados Unidos ha sido enfático desde el primer momento en que no reanudará las importaciones hasta que se garantice la seguridad de los más de 70 inspectores norteamericanos que trabajan en los sembradíos mexicanos. Entre las propuestas esbozadas figura la creación de una unidad de investigación y seguridad en la zona.
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