Un hilo de sangre resbala por sus mejillas. Cae desde las brechas que el escudo de un policía ha abierto en su cabeza y en su pómulo izquierdo, ahora teñido con los colores de la contusión: amarillo y morado. Mancha el chaleco verde de Enrique Medrano, portavoz del gremio de gaseros mexicanos, quienes se han manifestado este lunes en la sede de la Secretaría de Energía, en Ciudad de México, para protestar por sus condiciones laborales. Denuncian que su salario ya no les alcanza para vivir: el costo del gas licuado de petróleo (LP) ha aumentado drásticamente, mientras que las comisiones de las que viven los repartidores han caído de un 25% a apenas un 10%. “Nos están ahogando a nivel nacional. Llevamos dos meses negociando y nada. Pedimos que nos incluyan en el margen comercial del precio final”, protesta Medrano.
Sus demandas han caído en saco roto, y como respuesta, han convocado al menos 14 cortes de carreteras —según la Secretaría de Gobierno—, que han paralizado el tráfico en varias de las arterias principales de la capital, además de algunos bloqueos en otros Estados. En el de la sede de la Secretaría de Energía, en el cruce de la Avenida Insurgentes Sur y el Eje 5, se han producido momentos de tensión y forcejeos con la policía, que han resultado en la cara partida de Medrano y un detenido.
El gremio de gaseros, formado por entre 15.000 y 20.000 trabajadores según sus portavoces, se prepara ahora para un gran parón a nivel nacional, ante la negativa del Gobierno de subir en un peso el precio del combustible —de 13,30 a 14,30 por litro (en torno a medio euro)—, para que sus comisiones puedan ser competitivas. Se trata de un gran pulso al Estado, ya que el 79% de los hogares mexicanos se calientan gracias al gas LP, según la Encuesta Nacional sobre Consumo de Energéticos en Viviendas Particulares.
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