Versalles, Francia – En un histórico Congreso extraordinario celebrado en el Palacio de Versalles, Francia se convirtió en el primer país en incorporar la “libertad garantizada” para el aborto en su Constitución. La reforma constitucional, aprobada con un contundente respaldo de 780 votos a favor y 72 en contra, busca abrir “una era de esperanza” en el mundo, según destacaron los legisladores.
El centro-derechista Attal, expresó un mensaje de solidaridad a todas las mujeres, tanto dentro como fuera de las fronteras francesas, señalando que la práctica del aborto aún está en riesgo en todo el mundo. Hizo hincapié en que esta decisión marca un paso importante para proteger el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos.
La diputada izquierdista Mathilde Panot, vestida de verde y portando un pañuelo del mismo color en homenaje a las mujeres argentinas, dedicó esta “victoria” a todas las mujeres que luchan por la autonomía sobre sus cuerpos en todo el mundo.
La ceremonia oficial de inscripción del aborto en la Constitución está programada para el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, según anunció el presidente Emmanuel Macron, quien calificó la decisión como un “orgullo francés” con un mensaje universal.
A pesar del amplio apoyo social en Francia a la despenalización del aborto, la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos en 2022 de dejar de reconocerlo como un derecho a nivel federal generó preocupación. La oposición de izquierda y el oficialismo francés iniciaron un extenso proceso legislativo, culminando con una votación mayoritaria en el Congreso.
Antes que Francia, Chile intentó incluir el derecho al aborto en su nueva Constitución en 2022, aunque fue rechazado en referendo. En contraste, algunos países prohíben implícitamente el aborto al garantizar el derecho a la vida desde la concepción, como República Dominicana, Filipinas, Madagascar, Honduras y El Salvador.
La decisión de Francia fue elogiada por varios oradores que rindieron homenaje a mujeres influyentes en la lucha por los derechos de las mujeres, desde Simone de Beauvoir hasta la fallecida Simone Veil, quien despenalizó el aborto en 1975. A pesar del respaldo mayoritario, los obispos expresaron su desacuerdo, llamando a “ayuno y oración” en un comunicado de la Academia Pontificia para la Vida del Vaticano, argumentando que no puede existir un “derecho” a suprimir una vida humana en la era de los derechos humanos universales.
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