Los cuerpos de dos niños de entre cinco y diez años fueron hallados este jueves por una familia dentro de unas maletas que fueron compradas en una subasta de una unidad de almacenamiento abandonada en la ciudad de Auckland.
Los primeros indicios apuntan a que los niños podrían haber estado muertos durante varios años antes de ser encontrados.
“La naturaleza de este descubrimiento aporta algunas complejidades a la investigación, especialmente dado el tiempo transcurrido entre el momento de la muerte y el momento del hallazgo”, dijo el inspector de la policía Tofilau Faamanuia Vaaelua.
Indicó que están estudiando la posibilidad de hacer un rastreo para recopilar las imágenes de las cámaras de seguridad del depósito y de los alrededores, pero los años transcurridos podría dificultar esa tarea.
Los restos fueron encontrados cuando una familia llevó a su casa un remolque lleno de objetos vendidos en una subasta de un almacén. Un vecino que se encontraba en el lugar al momento del hallazgo declaró al diario Herald que “había cosas de niños en la parte trasera del remolque como cochecitos, juguetes y andadores”.
La policía señaló que la familia compradora no está relacionada con el homicidio pero se siente “comprensiblemente afligida por el descubrimiento” y pidió privacidad.
Tanto el depósito como la casa de donde se habían obtenido las maletas están siendo examinadas por expertos forenses.
Vaaelua señaló que la policía neozelandesa está trabajando en conjunto con la agencia internacional Interpol y sospecha que los familiares de las víctimas están en Nueva Zelanda.
“Todavía no se ha completado el examen postmortem, y es obvio que hay problemas en relación con los cuerpos representados”, dijo.
“Estamos dando lo mejor de nosotros para identificar las víctimas. Lo que puedo decir es que estamos haciendo muy buenos progresos con la investigación de ADN”, dijo.
“El equipo de investigación está trabajando muy duro para hacer rendir cuentas a la persona o personas responsables de la muerte de estos niños”, añadió.
El pasado mes de julio un juez del Tribunal Superior de Nueva Zelanda condenó a un adolescente de 15 años a cadena perpetua por haber asesinado con un cuchillo a un hombre durante un ataque ocurrido en enero del año pasado en la región de Northland, en la Isla Norte del país oceánico.
La sentencia contra el menor de identidad no revelada, revisable al cabo de diez años, se da después de que un jurado lo hallara culpable de matar con trece puñaladas a Bram Willems, de 22 años, en un proceso judicial que se celebró el año pasado.
El juez Timothy Brewer, del Tribunal Superior de la localidad septentrional de Whangārei, dijo al leer la sentencia que el menor no había atacado a Willems con la intención de matarlo, según publicó Radio New Zealand.
“Creo que simplemente explotó de ira y empezó a apuñalar. Sin embargo, estoy seguro de que usted tenía una apreciación consciente de que lo que estaba haciendo podría muy bien matar al señor Willems y siguió adelante de todas maneras”, remarcó el juez Brewer.
La sentencia contra el menor -la más severa que se aplica en Nueva Zelanda desde que fue abolida la pena de muerte en 1989 para delitos graves como asesinato, terrorismo o narcotráfico- supone que éste debe pasar por lo menos diez años en prisión antes de poder solicitar la libertad condicional.
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