MADRID (EUROPA PRESS).- Investigadores de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA) y el Hospital Cedars-Sinai, en Estados Unidos, han desarrollado una nueva forma de detectar una complicación potencialmente mortal que puede ocurrir durante el embarazo, el trastorno del espectro de placenta acreta, que ocurre cuando la placenta crece demasiado profundamente en la pared uterina y no se desprende del útero después del parto, según publican en la revista Nature Communications.
Puede provocar una pérdida significativa de sangre durante el embarazo y el parto, lo que requiere transfusiones de sangre y cuidados intensivos, y puede provocar enfermedades e infecciones graves e incluso puede ser mortal para la madre. La afección ocurre en menos del 0.5% de los embarazos.
Actualmente, el trastorno del espectro de la placenta accreta se diagnostica mediante una ecografía en combinación con una evaluación de los antecedentes del embarazo de la madre. Por ejemplo, un parto por cesárea anterior y un historial de placenta previa, una afección en la que la placenta que cubre el canal del parto, puede indicar un mayor riesgo. Pero estos factores por sí solos no suelen ser lo suficientemente fiables como para detectar otros casos que no sean los más graves.
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