Apenas tenía 14 años cuando se unió al grupo Rastreadoras de Ciudad Obregón para buscar a su hermano
Ciudad Obregón, Sonora.- Los resultados de la prueba de ADN terminaron con la tortuosa espera de Mariel para encontrar a su hermano José Joel Soto Cervantes, desaparecido hace más de cuatro años.
Apenas tenía 14 años cuando se unió al grupo Rastreadoras de Ciudad Obregón para buscar a su hermano; su arrojo conmovió a las integrantes de la agrupación, quienes la recibieron como una hija y le llamaron “la niña rastreadora”, “la mini buscadora” o “la pequeña rastreadora”.
A través de la página Rastreadoras de Ciudad Obregón se publicó: “El día de hoy -22 de noviembre- nos llegó la noticia de que el hermano de una de nuestras compañeras, Mariel, la más pequeña del colectivo ha sido localizado sin vida, tenía desde el 06 de julio del 2019 desaparecido”.
“La espera y la incertidumbre han terminado, por fin regresará a casa, no como todos hubieran querido, pero ya tendrán un lugar para poder llorarle y él descansará. Mariel te acompañamos en tú dolor y estamos contigo”.
Mariel nos ha robado el corazón: rastreadoras
Nora Lira, líder del colectivo comentó que mucha gente conoce su historia, la cual ha conmovido a muchas personas.
“Esta historia que ha llegado a muchos corazones, es muy conocida la niña Mariel, por esta historia desgarradora de una niña de tan sólo 14 años que en una búsqueda en la colonia Aves del Castillo, llegó solita caminando, de la nada, llegó y ya no se fue ahí, se quedó en esta familia”.
“Se quedó con nosotros, llegó a robarnos el corazón, no nada más de nosotros sino de mucha gente más que la conoció, como autoridades, peritos”.
“A todas nos dice que somos sus mamás, y aquí estamos como mamás, con ella apoyándola que no se sienta sola”, expresó Lira momentos después de que llegó la carroza con un féretro gris.
Las integrantes del colectivo hicieron un pase de lista y entonaron “Te buscaré hasta encontrarte”, la triste canción de Abel Sarmiento Carabeo que se ha convertido en un himno de esperanza para familiares de personas desaparecidas.
“Tu habitación sigue vacía y desolada, está justo, hijo mío como la dejaste… Día a día estoy presente con el sueño de tenerte, aunque sea en una tumba, quiero verte”, corearon.
Desolada, ahogada en llanto y dolor, Mariel después de más de cuatro años de búsqueda y aún con la contundencia de los resultados que le entregó la Fiscalía de Sonora, aún sin resignarse por la pérdida de su hermano, aferrada al ataúd le suplicaba que se levantara.
La líder del colectivo agradeció a todas las personas que les ayudan para que momentos como este sean posibles, ya que muchas rastreadoras son de bajos recursos económicos.
La espera terminó, aunque es triste despedir al ser amado, Mariel ya tendrá donde llorarle a su hermano, dónde ponerle flores y prenderle una veladora.
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