La ciudad de Kunduz, en el norte de Afganistán, fue este viernes escenario de un atentado cometido por un atacante suicida que causó al menos medio centenar de muertos en una mezquita chií durante la celebración de la oración del viernes, día festivo y en el que más fieles suelen acudir. El ataque se lo atribuyó avanzada la tarde el grupo terrorista Estado Islámico, enemigo tanto de chiíes como de los talibanes. Se trata del golpe más duro que recibe el recién nacido Emirato Islámico de Afganistán desde que, con las tropas estadounidenses en plena evacuación, un kamikaze se inmoló el 26 de agosto en uno de los accesos del aeropuerto matando al menos a 170 personas.
El ataque fue confirmado por el portavoz del Gobierno del Emirato, Zabihullah Mujahid, en su cuenta de Twitter. Fuentes hospitalarias confirmaron a la agencia France Presse (AFP) que al menos 50 personas han perdido la vida y otras 140 resultaron heridas. Matiullah Rohani, responsable regional talibán al frente de Información y Cultura informó, también a AFP, de que se trató de un ataque llevado a cabo por un terrorista suicida. Fuentes de la misión de Naciones Unidas en Afganistán estimaron el número de muertos y heridos en más de 100.
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