La falta de una regulación federal sobre la gestación subrogada ha abierto las puertas a empresas estadounidenses para celebrar jugosos contratos… que no siempre terminan bien para los aspirantes a padres. Proceso pudo consultar comunicaciones que detallan las negociaciones entre agencias de Estados Unidos, clientes y médicos mexicanos para realizar esta práctica. Lo grave es que entre quienes buscan la penalización de esta actividad o su legalización a escala nacional, se encuentran en un estado de indefensión las mujeres que alquilan su útero… y los bebés.
La gestación subrogada en México es una jugosa empresa que va creciendo porque, dicen las agencias estadounidenses, resulta más barato rentar úteros en nuestro país.
Pese a las denuncias existentes, la gestación por contrato aún no está tipificada como delito en nuestro país, por lo que activistas y diputadas federales impulsan que dicha práctica sea considerada y castigada como trata y tráfico de órganos.
“¿Se mata a la gente y hay feminicidios… y no por eso los vamos a regular, o sí?”, dice Teresa Ulloa, activista contra la trata y la prostitución; ella critica tajantemente a quienes buscan regular el alquiler de vientres.
Diputadas, activistas y académicas explican que la gestación subrogada es un negocio que explota principalmente a las mujeres en condición de pobreza.
Advierten que al regular esta práctica como legal, se crearía en México un “paraíso de la explotación reproductiva”. Además comparan la donación de óvulos y renta de vientres con el tráfico de órganos.
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