Hermosillo, Sonora.- Melina, Diana, Verónica y Griselda son las ‘supercolectoras’, la primera flotilla femenina de Servicios Públicos Municipales en el área de recolección de basura en Hermosillo. Su objetivo es dejar un mensaje de valentía, invitando a las mujeres a perder el miedo y romper con la idea de que ciertos trabajos son solo para hombres.
A un año y medio de haber comenzado como recolectoras, Melina Solís y Diana Coronado compartieron su experiencia con Proyecto Puente, detallando cómo cada día puede implicar rutas diferentes: así como pueden un día trabajan al norte, mañana al sur, y otro al este.
Su jornada laboral, que puede durar entre cinco y seis horas, las lleva a pasar por una colonia privada y una zona comercial, recolectando los desechos de hasta 50 puestos.
Diana Coronado, de 38 años, se enteró de la vacante por medio de un familiar. Tras enviar su solicitud, fue aceptada un mes después. Ella mencionó que el trabajo es duro y que, a menudo, tiene que compartir las mismas condiciones que los 300 hombres de Servicios Públicos Municipales, cargando incluso botes de 200 litros llenos de basura.
Por su parte, Melina Solís Amado de 36 años, mencionó que considero un reto el entrar a esta flotilla, pues cuando se le dio la oferta de trabajo se le dijo: “¿estás dispuesta a agarrar pico y pala?”, por lo que ella aceptó y actualmente se encuentra contenta con lo que hace. A lo largo del tiempo, ha aprendido a protegerse del clima extremo, mejorar su condición física y asegurarse de contar con las herramientas necesarias para el trabajo.
Ambas coincidieron en que, al principio, enfrentaron opiniones divididas del público. Algunas personas las felicitaban, mientras que otros, especialmente hombres, intentaban intimidarlas.
“A lo primero si nos decían cosas de, váyanse a su casa a hacer comida a cuidar a niños y todo eso ya se fueron acostumbrando… Son tantos hombres para cuatro mujeres, a lo mejor ellos dijeron, puros hombres, están acostumbrados”, expresó Diana.
Melina, por su parte, recordó cómo algunas personas dudaban de que pudieran mantenerse en el puesto. Algunos compañeros les decían que este era un trabajo serio y que el espacio debía ser para quienes realmente lo necesitaban. Sin embargo, al mantener una comunicación abierta, los hombres finalmente las aceptaron, aunque una buena parte de ellos las recibió con los brazos abiertos.
Hoy, las ‘supercolectoras’ están firmes en su posición y hacen un llamado a otras mujeres para que pierdan la vergüenza y se sumen a este trabajo.
“Pues que se acerquen y que no le de pena a la mujer, porque hay mucha mujer que le da pena y que vengan y dejen ahí sus ganas para que le vean que si quiere trabajar y más que nada que se quiten la pena, porque hay muchas mujeres que les da pena andar entre tanto hombre”, expresó Melina.
Siguenos en Redes