“Van bien las cosas, platicamos ayer con el señor Elon Musk, el director de Tesla. Hay ya un entendimiento, sí van a dedicar la inversión a México y se va a establecer la planta en Monterrey”, confirmó el martes (28.2.2023) en su rueda de prensa matutina el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador. “Esto va a significar una inversión considerable y muchos empleos”, destacó.
La vicecanciller Martha Delgado detalló después que el acuerdo es fruto de 14 meses de trabajo de la Secretaría de Exteriores. “Trajimos a México una inversión inicial de más o menos 5 mil millones de dólares para la instalación de la planta de vehículos eléctricos más grande del mundo”, dijo al partir hacia Austin, Texas, para asistir el miércoles (01.03.2023) al anuncio de Musk durante el ‘Día del Inversor’.
¿Qué significará la fábrica para México?
“Mucho”, resume el director del programa académico de Economía de la Universidad de Monterrey, José Cornejo Garza. “México suele atraer alrededor de 30 mil millones de dólares en inversión extranjera de manera anual. Se habla de que Tesla está dispuesta a invertir hasta 10 mil millones”, destaca. “Para Nuevo León, la cifra es aún más relevante, con alrededor de 4 mil millones de dólares anuales”. No es de extrañar que los representantes de la industria de Monterrey se mostraran al conocer la noticia “entusiasmados” por tal inversión, “de alto valor estratégico”.
“A esto hay que añadir la derrama de puestos de trabajo que se generarán y los ingresos que las ventas de esta empresa generarán vía impuestos”, señala Cornejo Garza. El sector automotriz en México es de una importancia enorme. El país exportó en 2022 bienes por valor de 578.000 millones de dólares, casi un 40 por ciento de su PIB. De esas exportaciones, la mayor rúbrica, por delante incluso del petróleo, es la de “productos automotrices”, que supone alrededor de un tercio.
El país produjo en 2022 3,3 millones de vehículos y exportó 2,8 millones, principalmente a Estados Unidos.
La planta que construirá Tesla se suma a las 39 que ya tiene el sector automotriz en el país, entre fábricas de vehículos, de motores y de transmisiones. Un sector que está apostando en México, incluidas firmas alemanas como BMW, por el auto eléctrico, en línea con el objetivo de que la mitad de los vehículos que se vendan en Estados Unidos en 2030 sean eléctricos.
¿Qué significará la nueva fábrica para Tesla?
“El objetivo de Tesla es fabricar 20 millones de vehículos al año para finales de esta década y para cumplirlo necesita tener, como mínimo, ocho fábricas, según sus propios cálculos”, explica Saúl López Cuervo, especialista en movilidad eléctrica. La de Monterrey será la séptima. Y no la última. “Hay rumores de otra posible en Indonesia y otra en Canadá…”, afirma desde Bruselas.
Para él, “por tamaño de mercado y proximidad geográfica, parece que desde México se va a cubrir toda la demanda local, que será una pequeña parte, y la inmensa mayoría de la producción la va a absorber el mercado de Estados Unidos y Canadá”. Al menos inicialmente. En esto coincide con el profesor Cornejo. “Es indudable que la mayor parte de esta producción estará destinada a la exportación, pero esto también servirá a la economía mexicana por el ingreso de divisas que fortalecerán la posición del peso mexicano”, afirma este.
Además, “si Tesla comienza a vender de forma oficial en otros países de América Central o América Latina, lo más lógico sería que a partir del momento en que abran esos nuevos mercados, sea desde Nuevo León, desde la nueva fábrica de Monterrey, desde donde se abastezca esa demanda”.
El problema del agua
La cantidad de agua que necesita una fábrica así es muy grande. Cuando en marzo de 2022 Tesla abrió su primera fábrica en Europa, concretamente en Alemania, los ecologistas pusieron el grito en el cielo, preocupados por el suministro de agua potable. Para ellos, los automóviles eléctricos de Tesla son “todo menos respetuosos con el clima”.
“Se consume mucha agua en todos los procesos de ‘body in white’ (el ensamblaje de la carrocería)”, explica López Cuervo. Tanto en ese momento como en los posteriores procesos hay un gasto enorme. “Hay múltiples procesos en la fabricación de un vehículo que necesitan mucha agua… y esto no es específico de Tesla, ni de los autos eléctricos, sino de la industria de la automoción”, añade.
Y el agua, precisamente, no sobra en Nuevo León, donde el año pasado los hogares sufrieron incluso restricciones en el consumo y las autoridades están rehabilitando pozos y construyendo nuevas infraestructuras. La escasez crónica de agua en algunas zonas del norte de México era una de las razones por las que López Obrador intentó que la planta se ubicara o en el sur del país o cerca de la capital. Pero Musk quería que fuera en Nuevo León, estado gobernado por la oposición, que comparte una estrecha franja de frontera con Texas y un único paso fronterizo.
¿Próxima fabricación también de baterías?
López Obrador cedió finalmente y admitió esta ubicación. “Con una serie de compromisos para enfrentar el problema de la escasez de agua”, dijo el presidente mexicano.
Musk “entendió la importancia que tiene atender el problema de la escasez de agua (…) con la utilización de agua reciclada, tratamiento del agua incluso hasta para la pintura de los automóviles”, afirmó. Y añadió que “quedó pendiente lo de las baterías”, ya que México no puede dar los subsidios que está dando Estados Unidos.
En ese sentido, López Obrador le ha ofrecido hoy a Musk construir una fábrica en Sonora. “Siendo México un país productor de litio, que aprovechen, y en la fábrica de Monterrey, además de vehículos, también hagan baterías, tendría toda la lógica”, considera López Cuervo. Sin embargo, José Cornejo, de la Universidad de Monterrey, no lo ve tan claro, aunque no lo descarta en un futuro. Al fin y al cabo, valora, “Tesla estará buscando la integración de su cadena de suministro”.
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