El edificio monumental de la Fundación Félix Houphouët-Boigny para la Investigación de la Paz se eleva a 30 metros en el cielo de Yamusukro, la capital de Costa de Marfil, extrañamente tranquila, lejos del mundanal ruido de la metrópoli económica de Abiyán. En la entrada del edificio, ubicado en un extenso parque, una paloma de la paz decora un globo terráqueo.
Ahora, de las fachadas de cristal del edificio cuelgan paneles de tela con el rostro impreso de la excanciller alemana Angela Merkel. Se trata de un marco muy especial para el regreso de Merkel a África, un año después de dejar su cargo. Este miércoles (8.02.2023), Merkel recibirá, en la autodenominada “Capital de la paz”, el Premio Félix Houphouët-Boigny de fomento de la paz de la UNESCO por su aporte al manejo de la llamada crisis de refugiados en Europa.
“Una mujer extraordinaria”
En toda la ciudad se ven enormes afiches de Angela Merkel. La excanciller se convirtió en el tema preferido de la gente en Yamusukro. “Leí en el diario que la excanciller recibirá el Premio Félix Houphouët-Boigny de Fomento de la Paz. Se lo merece porque es una mujer extraordinaria. Realizó muchas acciones para la paz”, dice una habitante de la capital marfileña a DW. Y agrega: “Es realmente una mujer admirable. Nos gustaría ser como ella”.
La gente en las calles de Yamusukro expresan su entusiasmo por la nueva embajadora de la paz. “Fue una verdadera líder. Hizo muchas cosas, colaboró para que los migrantes pudieran llegar a Europa, y les abrió las puertas a varios miles de ellos”, la elogia un hombre en entrevista con DW.
Merkel y su legado histórico
El jurado del Premio Félix Houphouët-Boigny de Fomento de la Paz, que lleva el nombre del expresidente de Costa de Marfil, se muestra impresionado ante el coraje de Merkel en el año 2015, cuando abrió las puertas de Alemania a los refugiados. Con su hoy legendaria frase “¡Lo lograremos!”, durante la conferencia de prensa del Gobierno alemán, el 31 de agosto de 2015, la entonces jefa de Gobierno de Alemania les dio la bienvenida manifiestamente a los refugiados y, por ello, cosechó tanto reconocimiento como críticas.
“Todo el jurado se sintió conmovido por su valiente decisión, tomada en 2015, de acoger a más de 1,2 millones de refugiados, en especial, de Siria, Irak, Afganistán y Eritrea”, declaró el presidente del jurado y Premio Nobel de la Paz de 2018, Denis Mukwege, en la sede de la UNESCO, en París. Según él, esa es la lección que Angela Merkel deja como legado histórico.
También la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, honró el esfuerzo de Merkel. “El sufrimiento es universal, las soluciones al sufrimiento deben ser también universales. La construcción de la paz también consiste en abrir las puertas a los que sufren. Esta decisión del jurado es un recordatorio de que la acogida de migrantes y refugiados es un desafío primordial”.
La paz, un logro, y un premio
Con su política de acogida a los refugiados, Merkel se ganó un lugar junto a ilustres ganadores del premio de la UNESCO que lucharon por la paz, una serie que comenzó en 1991 con los sudafricanos Nelson Mandela y Fredrik Willem de Klerk. Pero la mayoría de esos premios se entregaron en la sede de la UNESCO en París, que es curadora del galardón y actualmente también administradora de la Fundación Félix Houphouët Boigny. El hecho de que Merkel, la tercera ganadora, reciba el premio en la sede de esa fundación en Yamusukro también tiene un alto valor simbólico.
De hecho, la Fundación Félix Houphouët-Boigny celebra este año su 50 aniversario, 30 años después de la muerte del primer presidente de Costa de Marfil. En ese país, marcado en sus inicios por la guerra civil, Houphouët-Boigny es un símbolo de la lucha pacífica por la independencia. Una imagen que él quiso cimentar con la construcción de una gigantesca basílica, y que pudo ampliar con su fundación.
El premio está dotado con 150.000 dólares (unos 122.000 euros), y lo conforman también una medalla de oro y un diploma firmado por la directora general de la UNESCO. Se espera que una serie de jefes de Gobierno de África Occidental tomen parte en la ceremonia de premiación. Angela Merkel seguramente recordará sus viejos tiempos como canciller, aunque ahora viaje con una pequeña delegación en un vuelo comercial.
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