Le tomó casi ocho meses, pero el presidente Joe Biden ha conseguido finalmente que el Senado avale a Chris Magnus como cabeza de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, (CBP, por sus siglas en inglés). El comisionado es el responsable de la Patrulla Fronteriza, el cuerpo de policía más grande del país con 60.000 agentes. La confirmación del primer encargado de la CBP desde 2019 llega en un momento en el que la frontera con México vive un intenso flujo migratorio. Al mismo tiempo, el Gobierno de Biden intenta romper con las severas políticas implementadas por la Administración de Donald Trump.
Este miércoles han llegado a Ciudad Juárez, en México, los primeros dos migrantes devueltos por Estados Unidos tras la reinstalación de los Protocolos de Protección al Migrante (PPM), conocidos coloquialmente como Quédate en México. La polémica iniciativa recobró la vida gracias al fallo de un tribunal, que consideró que la Administración Biden la había fulminado sin justificación. Los PPM requieren que las personas que soliciten asilo en Estados Unidos esperen su proceso al otro lado del río Bravo (río Grande en Estados Unidos) en territorio mexicano sin importar los peligros que viven o la falta de infraestructura para albergarlos. El regreso del Quédate en México muestra que el bien intencionado giro a la política migratoria de Biden tardará en llegar más de lo pensado.
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