El daño cardíaco provocado por el COVID-19 se extiende mucho más allá de las etapas iniciales de la enfermedad, según un estudio que reveló que incluso personas que no estuvieron tan gravemente enfermas como para necesitar hospitalización corren el riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca y peligrosos trombos sanguíneos un año más tarde.
Las enfermedades cardíacas y los accidentes cerebrovasculares ya son las principales causas de muerte en todo el mundo. La mayor probabilidad de complicaciones cardíacas fatales en personas que sobrevivieron al COVID –que llegan a cientos de millones en todo el mundo– se sumará a la devastación de la enfermedad, según el estudio, que se está considerando para su publicación por parte de la revista Nature.
“Las secuelas del COVID-19 son sustanciales”, dijo Ziyad Al-Aly, director del centro de epidemiología clínica de Veterans Affairs St. Louis Health Care System, en Misuri, quien dirigió la investigación. “Los Gobiernos y los sistemas de salud deben despertar a la realidad de que el COVID dejará una profunda huella en la forma de COVID prolongado, y que tiene consecuencias devastadoras. Me preocupa que no estemos tomando esto con la suficiente seriedad”.
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